domingo, julio 07, 2013

Sin ti y contigo

Sin ti

Sin ti el cielo se oscurece. El azul luminoso se torna gris. Las estrellas se apagan y la brisa deja de susurrar. Sin ti la luna se difumina en el firmamento. Todo pierde su esplendor. Sin ti el sol deja de calentar; todo se vuelve gélido. Sin ti el azul del mar deja de ser bello. Las gaviotas ya no vuelan, los pájaros no cantan y los árboles dejan de jugar con el viento. 

El silencio, en tu ausencia, deja de sonar como una melodía. Sin ti toda palabra es vacío, todo sonido es hueco y toda voz dice nada. Sin ti se apaga el brillo interior y los niños no ríen. Los jóvenes flirtean con el amor, los adultos se cansan de amar y los ancianos dejan de tener esperanza. 
Sin ti un hogar se convierte en una casa solitaria. Los otros son cargas pesadas, el trabajo se convierte en esclavitud y deja de tener una dimensión trascendente. Sin ti, se pierde el fuerte vínculo con los demás. Sin ti todos los que sufren, enfermos y ancianos, son despojos y no personas dignas. 

Sin ti la fe es oscuridad, la esperanza es una ilusión y el amor una mentira, un sueño imposible. La existencia adquiere un sabor amargo. Sin ti la inteligencia es soberbia, la ciencia es orgullo, el saber pedantería y el conocimiento egolatría. Sin ti la creatividad es especulación y no arte. Sin ti el hombre es mota de polvo, condenado al vértigo de la muerte. Sin ti el hombre se esclaviza a sí mismo. 

Sin ti la alegría se vuelve ironía. Si ti, un beso es un gesto más, que no da color y emoción a la vida. La paz pierde su fundamento. La vida ya no corre como aguas cristalinas y se precipita hacia el vacío. Sin ti la vida se convierte en una tragedia. 

Sin ti mis anhelos son utopías inalcanzables. Sin ti mis ojos no ven, mis oídos no oyen, mi paladar no saborea y el tacto se vuelve insensible; el olfato no huele el perfume de tu Creación. Sin ti nada tiene sentido: la vida es un despeñarse hacia el abismo, un lienzo negro y amorfo. 

Sin ti no soy nadie. 

Sin ti la Iglesia es una estructura y la eucaristía tan solo un rito. El pan no alimenta y el vino no purifica. Tus palabras son letras vacías de contenido y la fraternidad es un mero gesto filantrópico. 

Sin ti el sacerdocio es un ejercicio funcionarial. Tu muerte aparece como un fracaso, una locura absurda, un un final insensato y estéril. 

Sin ti el hombre busca otros dioses. Un hombre sin fe corre el riesgo de convertirse en un semidiós, que cree poseer todas las respuestas en su interior y en el mundo de las ciencias, y no en una realidad trascendente que va más allá de sí mismo. 

Y contigo

Contigo todo amanece, todo es nuevo. Contigo todo se vigoriza, se hace entrañable y asombroso. La vida estalla, la oscuridad se torna luz. Contigo todo adquiere una belleza singular. El sol brilla con toda su fuerza sobre el mar en calma. La creación resplandece. 

Contigo mis pulmones se llenan del soplo del amor ... Contigo todo el firmamento está lleno de belleza. El gris del cielo se torna transparente, la oscura noche da paso al estallido multicolor del nuevo día.

Contigo la fe adquiere sentido, la esperanza es camino y el amor se encarna en el mundo. Contigo la inteligencia se vuelve sabiduría, la palabra es vida y el conocimiento es iluminado por la verdad. 

Contigo la vida deja de ser una tragedia y se convierte en una bella historia de amor. El dolor se hace redentor, la muerte deja de ser un fin para ser un paso. Desaparece el absurdo, el vacío existencial, la nada. Tú lo llenas todo y todo lo haces fecundo. 

Contigo la Iglesia es un cuerpo vivo, y la eucaristía una fiesta, antesala del cielo. El pan y el vino nos dan vida perdurable, la palabra nos espolea y la caridad brota naturalmente. Contigo el sacerdocio es vocación, es entrega, es don. Y tu muerte ya no es un fracaso, sino una victoria fecunda. 

Contigo el hombre aprende que no es un dios, pero descubre la grandeza de ser humano y amado por ti.