domingo, febrero 19, 2023

Tú en lo cotidiano

Después de un día ajetreado, metidos en nuestra inercia y preocupaciones, queremos hacer un paréntesis y convertir este espacio en un oasis de paz. A veces nos cuesta tener serenidad en medio del combate diario. Ante la presión de tantas responsabilidades y trabajos, nos agotamos y el cansancio nos quita paz y alegría. Creemos avanzar, pero a veces tenemos la impresión de que perdemos el rumbo y no vamos a ninguna parte. 

Necesitamos parar y volver a mirarte, Señor, tú que nos señalas el rumbo. Necesitamos que nos des esa paz que tú solo puedes darnos, porque sale de tu corazón. Volvemos a ti porque necesitamos el calor de tu presencia, la dulzura de tu mirada, la quietud de tu silencio, el bálsamo que repara las heridas de nuestra alma, tantas veces desorientada porque nos alejamos de ti. Sin tu apoyo todo es más difícil de sobrellevar; contigo las cargas se hacen más llevaderas. 

La humildad de reconocer que siempre estás ahí es un antídoto que nos cura de nuestra soberbia y autosuficiencia. El solo voluntarismo frente a los problemas es insuficiente, y más cuando nuestras fuerzas desfallecen. Sabemos que confiando en Ti, aunque no siempre soluciones los problemas, podemos vivirlos de otra manera. Desde ti todo es más soportable, tú nos proteges en medio de las olas gigantes. Hemos de saber y confiar que tú no permitirás el naufragio. Tu mano protectora nos sostiene.

Es más difícil mantener la calma en medio de un maremoto interno que en medio de las tormentas y los grandes vientos, como narra el evangelio. Tú hiciste amainar el viento, hasta la calma total. Tú puedes calmar las sacudidas de la vida, que se tambalea como un barco entre las olas de nuestras dudas. Basta dejar que Tú seas señor de nuestra vida y lleves el timón. Sólo así las aguas de esos mares interiores se calmarán. Sabemos que lo hiciste y lo sigues haciendo con la barca de la Iglesia, zarandeada por tantas críticas y divisiones. Sabemos que nunca dejarás que la Iglesia sea absorbida por esas mareas de contradicciones que nos quieren alejar de tu corazón para perdernos en la noche oscura. Sabemos que la Iglesia no está formada solo por hombres. Tú estás al timón y el Espíritu Santo con la fuerza de lo Alto, dirige la nave para llevarla a buen puerto. Lo hiciste con los tuyos, y lo haces con nosotros hoy.

Nos puede parecer que callas. Tu silencio nos puede resultar insoportable y podemos tener la tentación de pensar que estás lejos, indiferente a nuestros padecimientos. Hemos de creer que, aunque no hables, tu presencia es tan real como el oxígeno que respiramos. Tenemos que llenarnos de coraje y no ser cobardes. Tú estás allí, en medio de cualquier situación que nos hace tambalear. Contigo a nuestro lado no tenemos nada que temer.