domingo, septiembre 05, 2010

Un sincero adiós

Despedida de la comunidad parroquial de San Pablo de Badalona

He estado con vosotros un tiempo largo e intenso, vivido con profunda pasión, 17 años. Y os puedo asegurar que lo he respirado y vivido minuto a minuto, hora a hora, día a día y año tras año.

No podría ser de otra manera, respondiendo a una vocación sacerdotal, una llamada a hacer pueblo de Dios, presencia viva de Cristo en este barrio del Raval de Badalona, con la plena conciencia de asumir una alta responsabilidad, pero también con un hondo sentido de gratitud y de reconocimiento a Dios por tantos dones y por haberme regalado la oportunidad de vivir una experiencia pastoral que ha supuesto un mayor crecimiento en mi vida sacerdotal y ha añadido valor a la centralidad de Cristo en mi vida.

Sólo con él, por él y en él, el sacerdocio adquiere un brillo especial.

He trabajado con tenacidad, ilusión, alegría y creatividad. Como todo trabajo por Cristo, también con el riesgo y la valentía de actuar con la máxima libertad, costara lo que costara, siempre pensando en el bien pastoral y en el bien real de las personas que forman la comunidad. No se puede ser pusilánime cuando uno es consciente de tanto don y tanta gracia recibida. Digo esto porque vivir la vocación sacerdotal con una pasión de enamorado de nuestro Dios, es decir, con decisión y autenticidad, a veces puede llevarte a situaciones paradójicas, que te producen desconcierto y tristeza cuando ves cómo se alejan algunas personas a las que has querido tanto y en las que tanto has confiado. Y es que alguien llamado a una misión no puede renunciar a los carismas que Dios le da para hacer más viva la Iglesia. Y estos carismas no son entendidos por algunos. Como párroco, he pasado por diferentes etapas, algunas muy duras y dolorosas, afrontando críticas demoledoras. Pero debo deciros que nunca me he desanimado ni me he doblegado. Ni la apatía, ni la dureza ni el resentimiento llevan a ninguna parte, al contrario: te alejan de los demás. Por eso, y a pesar de haber atravesado momentos muy difíciles, jamás he perdido la alegría de saber que Dios me lo ha dado todo y que nunca he dejado de trabajar, codo a codo con la comunidad, por el bien de la Iglesia de Cristo.

La experiencia parroquial se convierte, así, en una escuela de santidad.

Pero también os puedo decir, hoy, que me siento profundamente feliz por tanto aprecio y cariño que he recibido de muchos de vosotros. A todos, incluso a aquellos con los que he podido tener alguna dificultad, e incluso a la gente del barrio que ha sido crítica con la parroquia, os quiero decir que habéis contribuido a enriquecer mi experiencia pastoral y me habéis hecho crecer y madurar en el ejercicio de mi sacerdocio, que es mi máxima felicidad.

Quiero recordar también al obispo Joan Carrera, ya fallecido, que confió plenamente en mí cuando vine a esta parroquia.

Pero sobre todo, debo dar gracias a Dios, que me ha llamado a la apasionante aventura de convertirme en imagen de Cristo, a pesar de ser pequeño y limitado. Es para mí un alto e inmerecido regalo ante el que deseo responder con todas mis fuerzas.

Estamos en un tiempo convulso. La Iglesia es castigada por la presión de grupos mediáticos al servicio del poder; las oleadas de crítica sin medida tienen una clara intención debilitadora de la Iglesia ante la sociedad. Desde postulados ideológicos contrarios a la fe se utilizan todos los medios propagandísticos para confundir a la gente de buena voluntad. Aunque las aguas sean turbulentas, no bajéis de la barca de Pedro. Es la única donde encontraréis la verdadera felicidad, inspirada por Cristo y guiada por el Espíritu Santo. No tengamos miedo. Somos ese pequeño rebaño al que Jesús habló con amor. Con el soplo del Espíritu, nos dará un impulso tan grande que nos ayudará a descubrir la potencia de Dios que hay en cada uno de nosotros.

No nos cansemos de evangelizar, como diría san Pablo, “a tiempo y a destiempo”. Es la gran misión del cristiano: anunciar a Cristo con nuestra vida.

El faro del Espíritu me indica un nuevo rumbo pastoral, otros bajeles donde navegar y seguir trabajando para Él. Continuaré tendiendo una mano a tantas gentes sin esperanza, que viven arrastradas por la riada del mundo, y pondré todo mi esfuerzo en ayudarlas a renovarse y a limpiarse, para que algún día puedan participar de la gran familia de Dios, tomando a Cristo en la eucaristía. Esta es la razón de ser última del sacerdocio: hacer comunidad de cristianos al servicio de la causa del evangelio.

Vendrán momentos todavía más duros, de profunda crisis, incluso dentro de la Iglesia. Nuestra esperanza está en agarrarnos a Cristo, único pilar que ningún viento huracanado puede tumbar. Sólo enraizándonos en él nuestra vida tendrá pleno sentido.

Os pido finalmente que aceptéis, respetéis y améis a vuestro próximo rector. Él, desde su propio carisma, sacará lo mejor de sí para hacer crecer a la comunidad. Poneos a su servicio para que la parroquia siga siendo un lugar de misión y de cercanía de Dios para todo el mundo.

1 comentario:

Eleana dijo...

Padre Joaquin:
Desde Sudamerica,reciba un afectuoso saludo y un profundo agradecimiento por toda su labor realizada muy especialmente por todos mis hermanos inmigrantes,sedientos de amor,de una mano cariñosa que los ayude y cobije,para poder amainar ese inmenso dolor de vivir lejos de sus raices,de su familia,de su patria,en nombre de todos ellos y sobre todo de nosotros de esta familia que desde la distancia le dice MUCHAS GRACIAS,INMENSAS GRACIAS,QUE DIOS LO BENDIGA Y LE DE MUCHA FUERZA Y ANIMO PARA CONTINUAR EN LA LUCHA,QUE SABEMOS QUE DIOS ESPERA MUCHO MAS DE USTED,Y CLARO NOSOTROS TAMBIEN.
Padre Joaquin lo conoci en un momento muy duro y triste que viviamos mi madre y yo pero aquellos dias en LOURDES bastaron para conocer su corazón,y saber que es usted un bendecido por Dios,le agradecemos a Dios haberlo conocido,
Siempre las despedidas son muy tristes pero tenga la certeza que Dios tiene para usted muchas vivencias enriquecedoras y maravillosas como las ya vividas,DIOS SIEMPRE SABE POR QUE HACE LAS COSAS,desde este pais muy pobre en cosas materiales pero riquisimo en AMOR Y FE A CRISTO,le deseamos muchos exitos y le auguramos una extraordinaria labor a realizar donde quiera que vaya.
Por favor no se olvide de enviarme sus blog y comentarios del evangelio me son de mucha utilidad ,gracias anticipadamente.
Muchos saludos,un fuertisimo abrazo,y mucho amor en Cristo.
Eleana Lazo Abril
Arequipa- Perú.