domingo, octubre 08, 2017

Si Jesús te lo pidiera...

Una reflexión sobre la economía parroquial


Jesús dijo que no se puede servir a dos amos. Porque, inevitablemente, vamos a preferir al uno sobre el otro. Lo dijo refiriéndose a que no podemos servir a Dios y al dinero.

Aunque no seamos muy ricos, incluso aunque tengamos poco, el dinero tiene una gran prioridad en nuestra vida. Y si no lo creemos, pensemos por unos minutos… ¿Qué nos cuesta más darle a Dios? ¿Una hora? ¿Una misa? ¿Una oración? ¿Un ayuno? ¿O… un donativo para la iglesia?

¿Qué nos duele más? ¿Que nos quiten tiempo? ¿Que nos pidan ayuda en un trabajo? ¿O que nos pidan dinero?

¿De qué nos cuesta más desprendernos? ¿Dónde se nos engancha el corazón? Jesús nos avisa: no puedes servir a Dios y al dinero. Pero sí podemos utilizar el dinero para servir a Dios, empleando una parte de lo que tenemos para la obra de Dios en esta tierra, que es la Iglesia.

Si Jesús, hoy, te hablara en tu rato de oración y te pidiera ayuda económica, ¿qué le responderías?

No ayudes porque lo pide el párroco, ni porque otros lo hacen, por quedar bien o porque te sientes obligado. Hazlo por amor a Jesús. Recuerda sus palabras: «un solo vaso de agua que deis, por amor a mí, no quedará sin recompensa». Cualquier donativo que des, si lo haces por amor a él, quedará anotado en el cielo.

¿No crees que cuando se pide ayuda desde la parroquia es el mismo Dios quien te la está pidiendo? A Dios le gusta hablar por medio de voces humanas y, muchas veces, por medio de los sacerdotes, de la Iglesia.

Hazlo por amor. Hazlo por Jesús. Las personas pasamos, pero todo aquello que hacemos en la tierra, por él, queda inscrito en la memoria del cielo.

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