martes, octubre 20, 2020

Carta a los feligreses con motivo de la Covid-19

Apreciados feligreses,

Deseo que os encontréis bien, tanto vosotros como vuestras familias.

Desde el mes de marzo, cuando se inició el estado de alarma, la parroquia está pasando por una grave situación económica. La reducción del aforo en las celebraciones y en el resto de actividades que sufrimos desde hace seis meses está provocando una gran tensión de la tesorería parroquial. Ante esta situación de estrechez, me veo obligado a comunicaros que, en estos momentos, más que nunca, la parroquia necesita de vuestra ayuda.

Quiero apelar a vuestra responsabilidad como cristianos de esta comunidad. Sabemos que la pandemia ha afectado a muchas personas y quizás sea un momento difícil para todos. En la historia parroquial nunca nos habíamos encontrado con una situación como esta y dependerá de cada uno de los miembros, que os sintáis parte de ella, que hagamos todos un sacrificio por el bien de nuestra comunidad. Lamento comunicarlo en estos términos, pero la ocasión lo requiere si queremos que la actividad que se realiza en esta parroquia no quede afectada. Los gastos son los mismos y en este momento hemos de seguir haciendo frente a ellos para poder subsistir.

El Covid-19 puede ser una prueba que mida el grado de autenticidad de nuestro amor por la parroquia y nuestra preocupación por sus necesidades. Quizás alguien se pregunte por qué el obispado no se hace cargo de los gastos. Pero lo cierto es que también ellos sufren de esta situación de crisis, pues la Iglesia, como sabéis, se nutre principalmente de las colectas y donaciones de todos los fieles. De todos modos, os comunico que estoy manteniendo conversaciones con los responsables de economía diocesana para que nos eximan de una parte del pago obligado al Fons Comú Diocesà, con el fin de aliviar el peso de los gastos.

Pero, más allá de esta responsabilidad que tenemos con la Iglesia diocesana, tenemos unos gastos fijos que afectan al funcionamiento parroquial y que son los que nos permiten abrir y cerrar, atender a las personas y celebrar las liturgias y otras actividades pastorales. Como en cada casa, hay gastos que cubrir sí o sí: luz, agua, gas, teléfono… En el caso parroquial hay que añadir un plus, la limpieza del templo y las salas, gastos litúrgicos, mantenimiento del edificio y los equipamientos, y otros. Todo ello sube a una cantidad que en estos momentos no llegamos a cubrir con el poco flujo de dinero que entra, y esto me preocupa mucho, pues deseo servir de todo corazón a la comunidad.

Os pido encarecidamente que recéis para que todos seamos conscientes de que, ahora, más que nunca, la parroquia os necesita. Se me ocurre que, mientras dure la pandemia, podáis ayudar de esta manera.

Se pueden formar grupos que se ocupen de pagar una partida de los gastos mensuales. Por ejemplo, un grupo puede ocuparse de las facturas del agua; otro grupo de la luz, otro del gas, otro de las compras litúrgicas, la limpieza, etc. Se trata de establecer grupos diferentes que vayan asumiendo estos costes, repartidos entre todos.

Con esto no quiero violentar a nadie: que cada cual haga lo que buenamente pueda, según sus posibilidades. Así ayudaríamos a que la parroquia siga ejerciendo su tarea litúrgica y pastoral, pese a la situación de pandemia. Habrá una persona responsable del consejo pastoral que lo organice todo y posteriormente os indicaremos cómo llevarlo a cabo.

Deseo sentirme, en estos momentos, arropado por mi comunidad y que ojalá entre todos podamos hacer frente a este desafío. Dios se lo merece. La Iglesia y la comunidad se lo merecen. Ahora, más que nunca, tenemos la oportunidad de crecer en generosidad.

Dios bendiga este plus de esfuerzo que hacéis por amor a la Iglesia y a nuestra parroquia.

Padre Joaquín Iglesias

San Félix Africano 

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