domingo, julio 12, 2009

Dios nos llama

Homilía del P. Michel Djaba, de la diócesis de Ngkonsamba, Camerún.

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió:
—Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies…
Mc 6, 7-13

Dios nos llama

La palabra que hemos escuchado me conmueve siempre, porque se cumple continuamente. Dios llama a hombres y mujeres de buena voluntad para que sean sus colaboradores. Ayer y hoy Dios necesita profetas dispuestos a darle a conocer, de manera libre y generosa. Los cristianos estamos llamados a ser estas voces que anuncien su presencia, cada cual en su entorno: familia, barrio, trabajo, asociaciones… Nuestra misión es propagar su Reino, un reino que es ternura, paz, amor y perdón.

Ante la llamada de Dios, podemos asustarnos y objetar que no estamos preparados. ¡Esta reacción se repite a lo largo de la historia! Pero Dios no nos pide otra cosa que estar abiertos y dispuestos a compartir su don con nuestros compañeros, amigos y personas que nos rodean.

Quizás lo que nos falta, más que preparación, es disponibilidad.

La única seguridad: su amor

Jesús avisa a los suyos que no lleven un gran equipaje para el camino. Con esto, nos está diciendo que no nos preocupemos por la seguridad material, por el dinero, por los recursos. Si nos detiene el ansia de resolver los problemas económicos, esto frenará nuestra generosidad a la hora de anunciar el evangelio.

Jesús les dice que lleven solamente túnica, sandalias y un bastón para el camino. Las sandalias nos protegen de las espinas y las piedras; el bastón es un apoyo en las subidas, y también una defensa ante las fieras salvajes. No precisamos más. Lo importante es tener el ánimo dispuesto para ir en misión.

Él preparará el terreno y el corazón de las personas que nos acogerán. Allá donde vayamos, no nos faltará techo y alimento. ¡Dios se ocupará de nosotros! En otro pasaje del evangelio, Jesús nos recuerda que los pájaros del campo no trabajan ni hilan, y sin embargo Dios les procura su sustento. ¿Cómo no va a hacer lo mismo con nosotros? Dios ha dado al hombre la inteligencia y la fuerza para transformar el mundo, y ciertamente el hombre ha hecho maravillas. Pero todo cuanto ha construido no debe ser nuestra última preocupación. Nuestra razón de vivir no son las obras humanas, sino compartir la alegría de sabernos hijos de Dios con los amigos y con todas las gentes.

Siempre estará con nosotros

Tengamos la libertad de dejarnos llevar por el evangelio, y dejémonos amar por Dios. Las seguridades del mundo no son nada al lado de lo que él nos reserva.

Su mensaje puede llegar a nosotros a través de un amigo, un conocido cercano, el esposo o esposa, una persona que nos llama…

Seamos receptivos a sus mensajes. Jesús nos ayudará a estar dispuestos y a ser generosos y atentos. Su ejemplo nos impulsa.

Como el profeta Amós, podemos sentirnos pequeños e ignorantes. Él era un simple pastor, muy alejado de la casta de los profetas oficiales al servicio del rey. Pero fue llamado para llevar la palabra de Dios, y así lo hizo. Si Dios nos llama a una responsabilidad, también nos dará la fuerza para cumplirla. No nos dejará nunca, siempre estará a nuestro lado a través de las personas que pondrá en nuestro camino.

¡Bendito sea!

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