domingo, agosto 02, 2009

La Iglesia ante la crisis

Contesto con este escrito algunas reflexiones que me han hecho varias personas. Seguro que a más de uno son temas que le preocupan y me parece importante facilitar esta información.

Sobre la Iglesia y la crisis

La Iglesia se ha pronunciado abierta y reiteradamente, y lo sigue haciendo, sobre la crisis y la pobreza. El Papa, los obispos y las publicaciones cristianas no paran de hablar del tema. Otra cosa es que los medios de comunicación masivos no se hacen eco de esto, les interesa más resaltar otros aspectos para polemizar. Yo recibo boletines y prensa católica y os aseguro que no hay semana en que no haya comunicados al respecto.

Además, en su última encíclica, Benedicto XVI trata explícitamente sobre la crisis mundial. Ahonda con lucidez en sus causas y propone algunas guías para buscar soluciones. Ante quienes protestan y defienden la no ingerencia de la Iglesia en los estados, el Papa también recalca que esta encíclica no pretende dar recetas ni soluciones políticas y afirma que son los países, sus gobernantes y la sociedad civil quienes deben trabajar en este sentido, inspirados por sus valores humanos, para mejorar el mundo. Es decir, apela a la responsabilidad de todos.

Pero la Iglesia hace más que hablar de la pobreza y la crisis: la Iglesia es la primera institución que está HACIENDO algo por las familias afectadas. Cáritas está atendiendo a un 40 % más de personas que en años anteriores. En mi parroquia lo veo continuamente. Tenemos un servicio para atender a gente en el paro y a inmigrantes, y cada día desfila más gente. La primera referencia para estas personas desesperadas es la Iglesia, porque saben que ahí encuentran acogida, apoyo real y comprensión, y no burocracia. Las instituciones públicas son las primeras que nos envían gente.

Sobre los "tesoros" y la riqueza de la Iglesia

Mucha gente dice que la Iglesia podría vender sus riquezas y patrimonio artístico para dar el dinero a los pobres. Sinceramente: ¿creéis que esto arreglaría el problema del hambre en el mundo? Este argumento carece de fundamento, hace mucho ruido pero no se sostiene, y explicaré por qué.

En primer lugar, hay que decir que la Iglesia tiene repartidos por todo el mundo más de cincuenta mil misioneros (no hay ninguna ONG ni gobierno que tenga tal número de cooperantes comprometidos para toda su vida). Esos misioneros se mantienen en buena parte con los fondos que se recogen en las campañas del Domund y otras, administrados desde el Vaticano. Cuantitativamente, este dinero supera en mucho el patrimonio artístico de la Iglesia y, por supuesto, supera también lo que los gobiernos dan para cooperación internacional.

Por otro lado, ese patrimonio artístico y esos “tesoros” no son propiedad del Papa, ni de los obispos ni del Vaticano, sino de toda la Iglesia (o sea, mil millones de ciudadanos de este mundo). No se puede vender ni dar, pues la mayor parte es herencia histórica u obtenida por donaciones y regalos de diferentes donantes e instituciones que, lógicamente, piden que se respete el destino de su donación: la Iglesia.

El hambre en el mundo no se arregla vendiendo el patrimonio de la Iglesia. En España en el siglo XIX el estado confiscó los bienes eclesiásticos, en teoría, para favorecer a las clases humildes. La mayoría de estos bienes fueron malvendidos a unos cuantos nobles y millonarios. Muchos los abandonaron o los revendieron, incluso a magnates extranjeros. Nuestro país ha perdido así obras valiosísimas de su patrimonio artístico. A los pobres no les tocó nada.

También hay que tener en cuenta que el patrimonio artístico de la Iglesia es patrimonio de la humanidad. La Iglesia lo está cuidando a sus expensas y recaudando fondos para mantenerlo y abrirlo a todo el mundo, porque sabe que así ofrece cultura y educación. Si hay beneficios, ¿no es mejor que se destinen a las obras sociales y misiones de la Iglesia? ¿O es preferible que todo ese patrimonio lo gestione una empresa privada para su lucro?

Para acabar con el hambre del mundo es necesaria la voluntad de los gobiernos y mucha conciencia ciudadana. Con sólo el 10 % de lo que cuesta una guerra, o con menos del 5 % de lo que los estados han inyectado a los bancos para superar la crisis (ojo al dato) el hambre se podría superar. Ya veis que el problema no está en las riquezas de la Iglesia, sino en la falta de escrúpulos de los gobernantes, en la codicia y en la mala administración de los recursos mundiales. Si se quisiera, el hambre ya estaría resuelto hace décadas, y con mucho menos coste que lo que cuesta, por ejemplo, una misión espacial o el arsenal con que se arman muchos países, incluidos países en vías de desarrollo, como la India.

La Iglesia en España

Ahora mismo, la Iglesia en España no recibe dinero del estado directamente. El estado deriva a la Iglesia lo que los ciudadanos, por propia voluntad, destinan en su declaración de la renta, marcando la casilla correspondiente. O sea, que sólo hace de intermediario. Además, si tuviéramos que cuantificar todos los gastos en: educación, servicios sociales, atención a ancianos, niños, etc. que la Iglesia ahorra al estado, la cifra sería astronómica. Está calculado: más de 5.000 millones de euros. ¿Cuánto da el estado a la Iglesia a través del IRPF? 100 millones de euros. Es fácil ver de qué lado está la balanza.

La Iglesia está totalmente involucrada con los pobres. No hace demagogia, está a su lado. Como institución tendrá sus defectos, soy el primero en reconocerlos, pero comparados con el bien real que está haciendo, son nimiedades al lado de su enorme labor.

1 comentario:

vitaminadelluna dijo...

madre mía, joaquín! muy bien explicado, muy clarito y así son las cosas. nos ha gustado mucho, si no te importa lo voy a redireccionar a mi facebook para que lo lean mis amigos... un abrazo! laura y sergio.