Apreciados feligreses,
Deseo que os
encontréis bien, tanto vosotros como vuestras familias.
Desde el mes
de marzo, cuando se inició el estado de alarma, la parroquia está pasando por
una grave situación económica. La reducción del aforo en las celebraciones y en
el resto de actividades que sufrimos desde hace seis meses está provocando una
gran tensión de la tesorería parroquial. Ante esta situación de estrechez, me
veo obligado a comunicaros que, en estos momentos, más que nunca, la parroquia
necesita de vuestra ayuda.
Quiero
apelar a vuestra responsabilidad como cristianos de esta comunidad. Sabemos que
la pandemia ha afectado a muchas personas y quizás sea un momento difícil para
todos. En la historia parroquial nunca nos habíamos encontrado con una
situación como esta y dependerá de cada uno de los miembros, que os sintáis
parte de ella, que hagamos todos un sacrificio por el bien de nuestra
comunidad. Lamento comunicarlo en estos términos, pero la ocasión lo requiere
si queremos que la actividad que se realiza en esta parroquia no quede
afectada. Los gastos son los mismos y en este momento hemos de seguir haciendo
frente a ellos para poder subsistir.
El Covid-19
puede ser una prueba que mida el grado de autenticidad de nuestro amor por la
parroquia y nuestra preocupación por sus necesidades. Quizás alguien se
pregunte por qué el obispado no se hace cargo de los gastos. Pero lo cierto es
que también ellos sufren de esta situación de crisis, pues la Iglesia, como
sabéis, se nutre principalmente de las colectas y donaciones de todos los
fieles. De todos modos, os comunico que estoy manteniendo conversaciones con
los responsables de economía diocesana para que nos eximan de una parte del
pago obligado al Fons Comú Diocesà, con el fin de aliviar el peso de los
gastos.
Pero, más
allá de esta responsabilidad que tenemos con la Iglesia diocesana, tenemos unos
gastos fijos que afectan al funcionamiento parroquial y que son los que nos
permiten abrir y cerrar, atender a las personas y celebrar las liturgias y
otras actividades pastorales. Como en cada casa, hay gastos que cubrir sí o sí:
luz, agua, gas, teléfono… En el caso parroquial hay que añadir un plus, la
limpieza del templo y las salas, gastos litúrgicos, mantenimiento del edificio
y los equipamientos, y otros. Todo ello sube a una cantidad que en estos
momentos no llegamos a cubrir con el poco flujo de dinero que entra, y esto me
preocupa mucho, pues deseo servir de todo corazón a la comunidad.
Os pido
encarecidamente que recéis para que todos seamos conscientes de que, ahora, más
que nunca, la parroquia os necesita. Se me ocurre que, mientras dure la
pandemia, podáis ayudar de esta manera.
Se pueden formar grupos que se
ocupen de pagar una partida de los gastos mensuales. Por ejemplo, un grupo puede ocuparse de las
facturas del agua; otro grupo de la luz, otro del gas, otro de las compras
litúrgicas, la limpieza, etc. Se trata de establecer grupos diferentes que
vayan asumiendo estos costes, repartidos entre todos.
Con esto no
quiero violentar a nadie: que cada cual haga lo que buenamente pueda, según sus
posibilidades. Así ayudaríamos a que la parroquia siga ejerciendo su tarea
litúrgica y pastoral, pese a la situación de pandemia. Habrá una persona
responsable del consejo pastoral que lo organice todo y posteriormente os
indicaremos cómo llevarlo a cabo.
Deseo
sentirme, en estos momentos, arropado por mi comunidad y que ojalá entre todos
podamos hacer frente a este desafío. Dios se lo merece. La Iglesia y la
comunidad se lo merecen. Ahora, más que nunca, tenemos la oportunidad de crecer
en generosidad.
Dios bendiga
este plus de esfuerzo que hacéis por amor a la Iglesia y a nuestra parroquia.
Padre Joaquín Iglesias
San Félix Africano
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