domingo, marzo 06, 2022

Evangelizar con la belleza

Cuando llegué a mi nueva parroquia, en agosto de 2010, estaba muy ilusionado en mi destino, con el deseo firme de hacer crecer la comunidad y ampliar sus horizontes.

Era una nueva etapa en mi vida sacerdotal, y ansiaba darlo todo para dinamizar la comunidad. Era consciente de que los anteriores sacerdotes se habían volcado totalmente a su ministerio y pude ver los frutos que dieron mosén Mariné y el padre Juan Barrio, sacerdotes buenos que se habían entregado a su tarea pastoral.

Heredaba una comunidad de personas con una fortaleza religiosa y una fe recia. Los sacerdotes y muchos feligreses que ya han fallecido, contribuyeron con su celo apostólico a que la parroquia fuera creciendo con gran dinamismo.

Tomé posesión el 19 de septiembre de 2010, asumiendo la responsabilidad como rector, de manos del entonces arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach.

Fue entonces cuando encomendé la misión pastoral de mi parroquia al santo cura de Ars. Invocando su ayuda, inicié con ilusión mi nueva tarea.

Aunque todo lo que se había hecho anteriormente era muy valioso, me pareció oportuno empezar por algo que consideraba crucial para la actividad parroquial. Quise empezar dignificando y mejorando los espacios y equipamientos donde se realizaban las diversas actividades pastorales. Observando y rezando, discerní lo que era bueno para lograr una mayor implicación por parte de los feligreses, con el fin de cohesionar más a la comunidad. Aunque pueda parecer obvio, siempre he creído que una forma de evangelizar es a través de la belleza, el cuidado, la mejora, la higiene y la dignidad de los espacios donde la Iglesia desarrolla su misión.

Empecé por reparar y mejorar las diferentes salas: Cáritas, tertulias, catequesis. Y, cómo no, especialmente el templo, como lugar sagrado donde la comunidad celebra su fe en la eucaristía.

De aquí, no sin esfuerzo, fui trabajando con un grupo de feligreses comprometidos e implicados en la mejora de las estructuras y los equipamientos parroquiales.

Han pasado casi doce años y seguimos trabajando para seguir mejorando. Mi deseo es crear confort y bienestar espiritual, favoreciendo, con un espacio bello y agradable, un marco para un fuerte empuje evangelizador. Todo esto lo estamos logrando gracias a la generosidad de muchos de vosotros. Y todo esto sin descuidar lo esencial de mi ministerio: acercaros más a Dios, posibilitar vuestro crecimiento en la fe, así como haceros conscientes de la tarea misionera que todos tenemos, laicos y sacerdotes. En otras memorias detallaremos más iniciativas, fruto de esta toma de consciencia de nuestra misión evangelizadora. A pesar de los vaivenes internos y de los condicionantes de una cultura secular que afecta a la Iglesia, la llamita de San Félix sigue dando luz y esperanza.

1 comentario:

Theresa dijo...

Felicidades
mn Joaquín por su trabajo en esta Parroquia que desde hace un año es la mía.