sábado, septiembre 01, 2012

Quiero, de verdad, ser sacerdote


Esta entrevista es un testimonio de Alexander, uno de los jóvenes del movimiento Luz y Vida que ha pasado quince días de convivencia en la parroquia de San Félix. Es la historia de un joven nacido bajo un régimen ateo, que descubrió a Jesús en su juventud y se ha comprometido firmemente con la Iglesia, a través de su movimiento y la comunidad de su parroquia.

1. ¿Cuál es tu primer recuerdo de Jesús?
Posiblemente en mi niñez oí hablar de Jesús, porque fui bautizado cuando tenía unos pocos meses en la iglesia ortodoxa. Pero mi primer recuerdo de Jesús es de cuando tenía 5 años, cuando mi madre me regaló una Biblia para niños. Tenía muchos dibujos, me gustó y comencé a leerla.

2. ¿Cómo te acercaste a la Iglesia?
Durante mi infancia y adolescencia, cuando el país vivía bajo el régimen comunista, viví alejado de la Iglesia. Llegué a la fe más tarde, cuando mi madre y yo tuvimos un serio problema de salud. Soñé en Dios cuando estaba en el hospital, los primeros días de diciembre 2003. El día 3 de enero de 2004, cuando salí, fui a una iglesia católica.

3.     ¿Cómo conociste el movimiento Luz y Vida?
Cuando vivía en Brest conocí a una comunidad. Nuestra parroquia interactuaba con el movimiento Luz y Vida, bajo la dirección del Padre Ireneusz. Colaboré con ellos en diferentes proyectos y, cuando fui a Minsk para trabajar y comencé a vivir solo recé y decidí formar parte de la comunidad del Padre Ireneusz.

4.     ¿Qué te atrajo más de Luz y Vida?
Por supuesto, su gente y su fe tan viva, y la búsqueda de soluciones nuevas para anunciar al mundo a Cristo vivo. Pese a las dificultades, seguimos juntos y pasamos por todas las vicisitudes y los gozos propios de una gran y feliz familia.

5.     ¿Sientes una especial vocación en tu parroquia, o en la Iglesia?
En Brest nuestra parroquia está dedicada a dos hermanos, los santos Pedro y Andrés. Pedro simboliza la Iglesia Católica Occidental, mientras que Andrés predicó en Oriente y es símbolo de la Iglesia Oriental. En el icono de nuestra parroquia ambos santos se abrazan. Esta es una primera llamada que siento. La segunda es que nací el día 25 de enero, un día especial en el que se reza por la unidad de los cristianos. Estos signos me dicen que mi vocación es rezar por la unidad. Unidad de comunión, unidad de las iglesias, la unidad que Jesús predicó en el evangelio de Juan, en su última cena. Y, por supuesto, si Dios lo permite, quiero de verdad ser sacerdote.

6.     ¿Cuál es tu misión en la parroquia de Minsk?
Canto en la misa de los miércoles y los domingos, y también participo en los encuentros y la evangelización de los sábados. También soy el administrador de varios grupos católicos en las redes sociales. Siempre que alguien necesite algo en nuestra parroquia, estoy dispuesto a ayudar.

7.     ¿Qué ha supuesto para ti la peregrinación a Barcelona y la estancia en la parroquia de San Félix?
Ha sido un tiempo fantástico que recordaré toda mi vida. Quería animar alguna actividad en vuestra parroquia y he hecho cuanto he podido. Me hubiera gustado ver a más gente joven. Pero me lo he pasado bien y he contactado con grandes personas. Con Julita y el Padre Ireneusz hemos estado evangelizando en la playa. 
He estado muy a gusto, pero tenéis un gran problema en Barcelona. Hay mucha gente que no cree, y en cambio cree en el materialismo. Pienso que hay que cambiar esto.

8.     ¿Qué le dirías a los feligreses de San Félix?
Os diría que sois la luz de este mundo, que tenéis las llaves del Reino, las fuentes del amor. Sois el cuerpo de Cristo. Gracias por vuestra cálida acogida, por estar con nosotros y querernos tal como somos. Muchas gracias al Padre Joaquín por la luz de su amor, y aunque no entiendo el español, durante este tiempo se ha convertido en un gran amigo para mí.
Espero que tengáis unidad, alegría y que cantéis y alabéis a Dios con cada respiración y cada movimiento.
¡Gracias a todos!

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